El BCE carga contra el alivio de las reglas fiscales prometido por Bruselas

Las reglas fiscales de la UE, para los ortodoxos la última línea de defensa para evitar la próxima crisis en Europa, hacen agua a causa del incumplimiento reiterado de los grandes socios, como Francia. Mientras, sus cimientos se tambalean ante la presión presupuestaria que supondrá la crisis de los refugiados.

Con este panorama, el BCE lanzó esta semana un aviso a la Comisión Europea para que no sea generosa utilizando la flexibilidad que permite el conocido como Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que limita el déficit y la deuda de los estados miembros. La Comisión publicará a finales de este mes su veredicto sobre los presupuestos nacionales para 2016, aunque ya adelantó sus conclusiones sobre el borrador español debido a las elecciones.

Este análisis estará basado en la actualización de las previsiones económicas que presentará hoy.En su último boletín económico, Fráncfort llenó de interrogantes la nueva interpretación benigna de las reglas fiscales, realizada por la nueva Comisión de Jean-Claude Juncker tras la presión de los socialistas europeos. Sobre todo se centró en la cláusula que permite dar más margen a las capitales en el caso de que apliquen reformas estructurales, para contrarrestar el posible impacto recesivo.El BCE recuerda que se ha demostrado que apenas solo reformas amplias de las pensiones tienen efectos negativos presupuestarios a corto plazo, mientras que en otras, como la reforma laboral, los efectos son más mixtos. Más aún, la institución dispara contra la posibilidad de otorgar más tiempo a los gobiernos que, estando bajo un procedimiento de déficit excesivo, tan solo anuncien reformas sin ser aplicadas ni aprobadas por los parlamentos nacionales.

La institución opina que esta cláusula sería "contraproducente", ya que obligaría al Ejecutivo comunitario a un esfuerzo adicional para controlar que se cumple con la reforma prometida. Además, representa una peligrosa invitación para apilar reformas incumplidas de los Estados miembros.Esta cláusula para los socios en el brazo corrector es el elemento más ambicioso, y también el más polémico de la interpretación de la Comisión. Ya provocó la pasada primavera el ataque del campo de los ?halcones?, liderado por Alemania y Finlandia. Los servicios legales del Consejo también consideraron que la Comisión había estirado demasiado su interpretación de los tratados, un pensamiento que comparten fuentes del Eurogrupo.

Dada la dificultad para analizar el impacto de las reformas estructurales, ejercicio que está sujeto a un "alto grado de incertidumbre", el BCE recomienda que se utilice esta flexibilidad de una manera "clara y transparente" para evitar desigualdad entre los países.La Comisión apuntó que cuando publicaron esta nueva interpretación estuvieron en contacto con todos los actores "relevantes", incluido el BCE, y volvieron a insistir en que su opinión no cambia las reglas, solo ayuda a interpretarlas.

El uso de esta flexibilidad, reforzada con Italia, Bélgica y sobre todo con Francia, ya provocó este año la protesta de países como Irlanda y Portugal. Tras el severo ajuste que pasaron en sus rescates, Dublín y Lisboa criticaron la nueva cesión con París, la tercera en los últimos años, esta vez gracias al comisario francés Pierre Moscovici, ex miembro del Gobierno de Francois Hollande.

Vaguedad en los criterios

Si el Banco Central Europeo pide en su boletín económico "cautela" y "transparencia" en el uso de la flexibilidad del Pacto de Estabilidad, la Comisión ha respondido prometiendo aflojar al máximo de lo permitido el corsé fiscal para, de este modo, dar aire a los Estados miembros para lidiar con la crisis de los refugiados.

Sin embargo, ha rechazado desvelar los criterios que utilizará para valorar si la asistencia nacional merece manga ancha. "Lo haremos en el momento apropiado", dijo una portavoz comunitaria.

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