Las Haciendas Forales se lanzan a por los profesionales que usan “sociedades pantalla”

Las haciendas forales se han sumado a la estrategia del Gobierno central de perseguir a un amplio colectivo de profesionales, con ingresos abultados, que utilizan sociedades mercantiles interpuestas para canalizar el flujo de ingresos y gastos. Si la Agencia Tributaria ha centrado hasta ahora sus actuaciones en destacados cantantes, actores o incluso en algunos profesionales de los medios de comunicación, en el caso de las diputaciones vascas -aseguran destacados asesores fiscales del territorio-, el primer colectivo afectado «y de forma masiva» está siendo el de los médicos que desarrollan su labor en el sector privado.

En los últimos meses se ha podido conocer que cantantes como Ana Torroja o Joaquín Sabina; actores como Carlos Latre o estrellas de la televisión y del periodismo como María Teresa Campos, Ana Rosa Quintana, Federico Jiménez Losantos, el Gran Wyoming o Jorge Javier Vázquez, han sufrido lo que popularmente se conoce ya como «un cambio de criterio de Hacienda», hasta tener que pasar por caja para desembolsar cantidades en algunos casos millonarias. En Euskadi, a falta de un colectivo amplio de actores o cantantes con ingresos galácticos -menos aún de periodistas en semejante coyuntura-, la actuación foral se ha centrado de momento en los abogados -en especial los que trabajan en procedimientos concursales- y ahora en los médicos, profesionales que ya fueron señalados como objetivo de las actuaciones inspectoras en el plan de actuación conjunto firmado por las tres diputaciones. Aunque el sector del asesoramiento fiscal vasco asegura que estas actuaciones son ya generalizadas en el conjunto de la comunidad autónoma, un portavoz oficial de la Hacienda alavesa aseguró ayer que en este territorio este tipo de actuaciones no son en este momento «una prioridad».

Artistas o médicos
La actuación de las inspecciones forales vascas en estos casos persigue, con exactitud milimétrica, el mismo tipo de operativa que la Agencia Tributaria y el ministro Cristóbal Montoro han situado en su punto de mira: la actuación de profesionales que realizan la mayor parte de su facturación a través de una sociedad `pantalla' e interpuesta, de la que son accionistas en solitario o en compañía de otros 'colegas' de actividad. Hacienda -la estatal y ahora también las diputaciones- estiman que un buen número de estas sociedades no sirven sino como mera simulación de una actividad empresarial que en realidad no es tal, sino que se utiliza únicamente para reducir la presión fiscal del contribuyente o para diferir el pago dé impuestos. No es, en definitiva, una investigación para tratar de aflorar cantidades supuestamente cobradas en 'dinero negro' y por tanto no declarado, sino para intentar limpiar el 'bosque' de la elusión tributaria que han forjado un buen número de despachos de abogados.

El fisco considera que en estos casos -un cantante, un médico, un actor, un abogado o cualquier otra actividad profesional- los ingresos que debe declarar en su IRPF personal deben parecerse bastante a lo que pagan sus clientes, cosa que, aunque pueda parecer incluso misterioso, no siempre coincide. Y ello porque es una práctica más que habitual que muchos de estos profesionales de elevados ingresos facturen a través de una 'sociedad mercantil. Cada mes, ellos retiran una pequeña cantidad de esta sociedad corno salario o bien incluso le giran una factura profesional a la misma, pero el grueso de sus ingresos permanece en la entidad jurídica. Con ello sitúan la mayor parte de sus ingresos bajo la tributación de sociedades -el 24% o el 28% en Euskadi, según el tamaño de la sociedad-, frente a tipos de hasta el 49% en el caso del IRPF. Las diputaciones, al parecer, ya han hecho saber a los asesores fiscales que no van a tolerar que los ingresos de estos profesionales se sitúen por debajo del 85% del beneficio total de las sociedades que utilizan. El 15% restante es la «estimación» máxima de lo que se admite como beneficio empresarial.

Cambio o no tanto
Algunos expertos en la materia nie gan que exista ese pretendido «cambio de criterio de Hacienda», sino más bien que hasta ahora el fisco había tenido una actitud laxa frente a este tipo de ingenierías fiscales, que no son exclusivas del mundo del artisteo. Aún hoy, altos directivos de empresas reciben una parte de remuneración como salario y otra a través de sociedades interpuestas supuestamente dedicadas al «asesoramiento de gestión». En el mundo del deporte de elite sucede algo similar con la gestión de los «derechos de imagen» de las estrellas, que son gestionados mediante sociedades mercantiles y no se computan directamente como ingresos profesionales.

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